Una historia creada por sobreanimales.com

Kiko era un loro amazonas vibrante, de plumas verdes y ojos chispeantes.
Era famoso en toda la arboleda por sus alegres canciones, sus silbidos afinados y, en especial, por su habilidad para imitar el sonido de la lluvia, tan real que hacía voltear a más de un pájaro curioso.
Vivía con Doña Matilde, una anciana dulce que lo había criado desde pequeño.
Cada día compartían melodías. Ella le enseñaba canciones antiguas que recordaba de su infancia, y Kiko las aprendía con rapidez, transformando la casa en un rincón musical, cálido, lleno de vida y de notas felices.
El silencio llega con el invierno
Pero ese invierno fue distinto.
Doña Matilde comenzó a olvidar cosas: primero los nombres de las flores, luego las letras de sus canciones… y finalmente, los rostros.
Kiko lo notó.
Intentaba recordarle las viejas melodías. Cantaba una, dos, tres veces.
Pero ella ya no respondía.
Solo lo miraba con ojos perdidos, como si buscara en su mente algo que se le escapaba entre los dedos del tiempo.
Kiko dejó de cantar.
El hogar que una vez vibró con sonidos ahora estaba envuelto en un silencio doloroso.
Las paredes, acostumbradas al canto, solo escuchaban los pasos lentos de una mujer que olvidaba… y el silencio de un loro que no quería cantar solo.
El último día
Una mañana fría, Doña Matilde no despertó.
Se había ido en paz, rodeada de las cosas que amaba, pero sin recordar que alguna vez hubo un loro que la hacía sonreír cada mañana.
Kiko no emitió ni un sonido.
No lloró. No gritó.
Solo bajó la cabeza, rodeado de los ecos de aquellas canciones que ahora solo vivían en su memoria.
Un nuevo amanecer
Pasaron semanas.
Kiko fue llevado a un centro de aves rescatadas, donde recibía cuidados y cariño. Pero no cantaba.
No imitaba. No silbaba.
Hasta que un día, una niña se acercó a su jaula y tarareó sin querer una melodía antigua, de esas que Matilde le había enseñado.
Kiko alzó la cabeza.
Sus ojos brillaron.
Y entonces, como una flor que despierta con el sol, cantó.
No era tan fuerte como antes.
No tan afinado.
Pero era su voz. Y era el primer paso para recordar… para sanar.
📚 Final:
Creado por sobreanimales.com
Una historia sobre el poder de la música, el impacto de la memoria, y cómo los lazos entre humanos y animales perduran incluso cuando las palabras… o los cantos… se desvanecen.